Nicolás Maquiavelo (en italiano Niccolò di Bernardo dei Machiavelli) (*3 de mayo de 1469 San Casciano in Val di Pesa - †21 de junio de 1527 Florencia) fue un hombre político, diplomático, filósofo, historiador, poeta y autor teatral italiano. Originario de Florencia, fue un actor importante en el Renacimiento italiano, en particular en su componente política. Es considerado como el fundador de la filosofía política moderna y uno de sus principales exponentes.

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                          CAPÍTULO IV - POR QUÉ EL REINO DE DARÍO, OCUPADO POR ALEJANDRO, NO SE SUBLEVÓ CONTRA LOS

                          CAPÍTULO IV

                          POR QUÉ EL REINO DE DARÍO, OCUPADO POR ALEJANDRO, NO SE SUBLEVÓ CONTRA LOS SUCESORES DE ÉSTE DESPUÉS DE SU MUERTE.

                          Consideradas las dificultades que encierra el conservar un Estado recientemente adquirido, alguien podría preguntarse con asombro a qué se debe que, hecho Alejandro Magno dueño de Asia en pocos años, y muerto apenas ocupada, sus sucesores, en circunstancias en que hubiese sido muy natural que el Estado se rebelase, lo retuvieron con sus manos, sin otros obstáculos que los que por ambición surgieron entre ellos.
                          Contesto que todos los principados de que se guarda memoria han sido gobernados de dos modos distintos: o por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros que lo ayudarán a gobernar, o por un principe asistido por nobles que, no a la gracia del señor, sino a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan.
                          Estos nobles tienen Estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural afección. Mientras que, en los Estados gobernados por un príncipe asistido por siervos, el príncipe goza de mayor autoridad: porque en toda la provincia no se reconoce soberano sino a él, y si se obedece a otro, a quien además no se tienen particular amor, sólo se lo hace per tratarse de un ministro y magistrado del principe.

                          Los ejemplos de estas dos clases de gobierno se hallan hoy en el Gran Turco y en el rey de Francia. Toda Turquía esta gobernada per un solo señor, del cual los demás habitantes son siervos; un señor que divide su reino en sanjacados, nombra sus administradores y los cambia y reemplaza a su antojo.

                          En cambio, el rey de Francia está rodeado por una multitud de antiguos nobles que tienen sus prerrogativas, que son reconocidos y amados por sus súbditos y que son dueños de un Estado que el rey no puede arrebatarles sin exponerse.

                          Así, si se examina uno y otro gobierno, se verá que hay, en efecto, dificultad para conquistar el Estado del Turco, pero que, una vez conquistado, es muy fácil conservarlo. Las razones de la dificultad para apoderarse del reino del Turco residen en que no se puede esperar ser llamado por los principes del Estado, ni confiar en que su rebelión facilitará la empresa.
                          Porque, siendo esclavos y deudores del principe, no es nada ficil sobornarlos., y aunque se lo consiguiese, de poca utilidad sería, ya que, por las razones enumeradas, los traidores no podrían arrastrar consigo al pueblo. De donde quien piense en atacar al Turco reflexione antes en que hallará el Estado unido, y confíe mas en sus propias fuerzas que en las intrigas ajenas. Pero una vez vencido y derrotado en campo abierto de manera que no pueda rehacer sus ejércitos, ya no hay que tomer sino a la familia del príncipe; y extinguida ésta, no queda nadie que signifique peligro, pues nadie goza de crédito on el pueblo; y como antes de la victoria el vencedor no podía esperar nada do los ministros del príncipe, nada debe temer después de ella.

                          Lo contrario sucede en los reinos organizados como el de Francia, donde, si no atraes a algunos de los nobles, que siempre existen descontentos y amigos de las mudanzas, fácil te será entrar. Estos, por las razones ya dichas, pueden abrirte cl camino y facilitarte la conquista; pero si quieres mantenerla, tropezarás
                          después con infinitas dificultades y tendrás que luchar contra los que te han ayudado y contra los que has oprimido.
                          No bastará que extermines la raza del príncipe: quedarán los nobles, que se harán cabecillas do los nuevos movimientos, y como no podrás conformarlos ni matarlos a todos, perderás el Estado en la primera oportunidad que se les presente.

                          Ahora, si se medita sobre la naturaleza del gobierno de Darío se advertirá que se parecía mucho al del Turco. Por eso fue preciso que Alejandro fuera a su encuentro y le derribara en campaña. Después de la victoria, y muerto Darío, Alejandro quedó dueño tranquilo del Estado, por las razones discurridas. Y si los sucesores hubiesen permanecido unidos, habrían podido gozar en paz de la conquista, porque no hubo on el reino otros tumultos que los que ellos mismos suscitaron. Pero es impossible gozar con tanta seguridad do un Estado organizado como el de Francia.

                          Por ejemplo, los numerosos principados que había con España, Italia y Grecia explican las frecuentes revueltas contra los romanos; y mientras perduró el recuerdo de su existencia, los romanos nunca estuvieron seguros de su conquista; pero una vez el recuerdo borrado, se convirtieron, gracias a la duración y al poder de su Imperio, en sus seguros dominadores. Y así después pudieron, peleándose entre sí, sacar la parte que les fue posible en aquellas provincias, de acuerdo con la autoridad que tenían en ellas; porque, habiéndose extinguido la familia de sus antiguos señores, no se reconocían otros dueños que los romanos.

                          Considerando, pues, estas cosas, no se asombrará nadie de la facilidad con que Alejandro conservó el Imperio de Asia, y de la dificultad con que los otros conservaron lo adquirido, como Pirro y muchos otros. Lo que no depende de la poca o mucha virtud del conquistador, sino de la naturaleza de lo conquistado.